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Bodegas Habla, un vino a la francesa en Extremadura

Bodegas Habla, un vino a la francesa en Extremadura

Extremadura no es una tierra reconocida por sus vinos. Pese a ello, hace dieciséis años, Juan Tirado puso en marcha su proyecto Bodegas Habla con el objetivo de producir un vino de lujo en las 200 hectáreas de su viñedo cercano a Trujillo. Un vino que se identifique con una joya, pero a un precio asequible.

Por Camen Sánchez. Periodista.

“En mi familia somos gente inquieta a la que siempre nos han gustado los retos”, cuenta Juan Tirado, procedente de una familia de Ibahernando relacionada con el sector agrícola. “Siempre nos ha gustado mucho el mundo del vino y pensamos en montar un viñedo, así que hicimos estudios del clima, del suelo en distintas zonas y del agua para determinar dónde podría dar mejor resultado”, dice.

Finalmente se decantaron por un terreno de 200 ha, desde cuya bodega, situada justo en medio de los viñedos, puede verse la panorámica de Trujillo. La finca se sitúa en una zona donde el suelo pasa de ser granito a pizarra. “Trujillo está sobre granitos, pero justo en esta finca es donde empieza a mezclarse con la pizarra, algo que es muy favorable para el viñedo, pese a que se trata de tierras bastante pobres. De hecho, empezamos plantando cepas en zonas muy fértiles y tuvimos que levantarlas porque no funcionaba. Al contar con mucha profundidad y mucha agua, obteníamos mucha producción pero menos calidad de la que buscábamos y las plantas eran más propensas a enfermedades”, explica.

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Bodegas habla cuenta con 200 ha de viñedo.

Poca producción pero mucha calidad

Entre las variedades de esta explotación pueden encontrarse Tempranillo, Cabernet Suavignon, Cabernet Blanc, Petit Verdot, Merlot, Syrah y Sauvignon Blanc, que dan lugar a vinos tintos, blancos y rosados que buscan ser únicos. Las plantaciones tienen entre 13 y 16 años y poco a poco van adquiriendo la edad para producir la uva idónea para el vino que Bodegas Habla quiere hacer, es decir, de gran calidad.

El viñedo, situado a unos 600 metros de altitud, con un marco de plantación de 2,60×1,50 metros, está formado una parte en espaldera y otra en vaso. Con esto, la producción ronda los 4.500 kg/ha aproximadamente, lo que se traduce en unas 50.000 botellas de vino. El clima de esta zona es más idóneo para hacer vinos tintos que blancos, los cuales se ven favorecidos por la diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Sin embargo, las elevadas temperaturas estivales afectan en gran manera a la uva blanca y “tenemos que ingeniárnoslas para hacer un vino blanco de calidad”.

La recolección de la uva se inicia a finales de agosto y se realiza de forma manual. Según apunta Tirado, las uvas se recogen en cajas de diez kilos que después pasan a cámaras frigoríficas. Posteriomente, durante la noche, las uvas pasan a la mesa de selección, donde se apartan los mejores racimos, se despalillan y se eligen las mejores uvas “casi una a una”.

En cuanto a plagas y enfermedades, Tirado afirma que no tienen mayor problema que los típicos como el oídio y el mildiu. Además, entre las calles del viñedo se deja una cubierta vegetal para no erosionar el suelo.

 

Investigación e innovación, primordiales

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Habla hace vinos diferentes con un toque afrancesado.

En Bodegas Habla la formación, investigación e innovación juegan un papel muy importante tanto a la hora de cultivar como a la de elaborar el vino o la de comercializarlo. En el riego, por ejemplo, han colaborado con el laboratorio de análisis del aroma y enología de la Facultad de Ciencias de Zaragoza. En esta colaboración han estudiado la influencia del riego en la capacidad aromática de la uva, así como el potencial aromático del fruto para determinar la fecha de la vendimia.

Cada cepa cuenta con un sensor que mide parámetros como el estado de maduración, la temperatura de la savia o el estrés hídrico. “Así sabemos qué necesita la cepa en cada momento. Le aportamos el agua que necesitan pero con mucho control, evitando en todo momento que las plantas sufran estrés hídrico”, comentan.

Además, cuentan con parcelas de ensayo. El viñedo está dividido en unas 68 parcelas, cada una de las cuales cuenta con su propio depósito para posibilitar la total trazabilidad desde la cepa a la botella.

 

Una bodega con tecnología puntera

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Para elaborar sus vinos tienen 48 depósitos de acero inoxidable donde se fermenta el caldo.

En la bodega cuentan con 48 depósitos de acero inoxidable donde fermenta el vino. Estos depósitos tienen una doble camisa por donde circula agua fría o caliente, dependiendo de la necesidad del momento.

De igual manera los depósitos son “más anchos que altos porque el hollejo debe estar en contacto con el mosto. El primero forma una especie de sombrero, con lo cual hay que estar remontando prácticamente a diario, y eso lo hacemos con el puente grúa”, manifiesta Tirado.

Gracias a este proceso de vinificación, donde la experiencia y la investigación son muy importantes, Bodegas Habla oferta unos vinos diferentes a los que se puedan encontrar en la zona. “Son vinos diferentes, quizá afrancesados. Se nota la mano de nuestro enólogo francés, que es nuestro asesor externo. Son vinos de muchísima calidad, muy fáciles de beber, muy frescos. Hacemos vino para que la gente disfrute y lo que queremos es sorprenderles cada año”, explica el director.

 

Una comercialización basada en la máxima calidad

Y precisamente en ese sentido de hacer un vino para que la gente lo disfrute, conscientes de que debido a la climatología y circunstancias de cada añada ningún caldo va a ser igual que el del año anterior, Bodegas Habla aboga por comercializar ediciones limitadas de sus productos.

De esta manera también buscan asegurar la máxima calidad en los vinos Habla. Por eso en añadas como la de 2003, 2005, 2009 y 2013 sus vinos numerados no salieron a la venta al no cumplir los mínimos de calidad estipulados.

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El catálogode Habla cuenta con vinos tintos, blancos y rosados y champán.

Todo ello va dirigido a formar una marca que se asocie, más que al mundo del vino, al de la moda, al de consumir un producto de lujo a un precio asequible. “El que le guste y beba Habla, sabe que es un Habla, pero cada año tiene un toque diferente. Primero, porque la cepa va teniendo más años, porque hay una climatología diferente…”, sentencia Juan Tirado.

Sin embargo, algunos de sus caldos sí que son prácticamente inamovibles y poco a poco se están abriendo un hueco en el sector. Es el caso de su tinto ‘Habla del silencio’, elaborado a base de Cabernet Suavignon, Tempranillo y Syrah, que se constituye como el producto base de la bodega y que ha sido reconocido como el mejor vino tinto de menos de dos años de crianza en los años 2013 y 2014 por la Asociación Española de Periodistas y Escritores del Vino.

Los canales de venta con que cuenta esta bodega son distribuidores y compradores en grandes superficies. Para darse a conocer cuando iniciaron su actividad empresarial, Habla envió a algunos distribuidores tres pequeños libros que contenían imágenes, música y semillas asociadas al bosque, a las flores y a las frutas. Nada que hiciese alusión al vino.

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Bodegas Habla está expandiendo su marca hacia el mercado internacional.

Era después de recibir los tres libros cuando el distribuidor recibía otro más explicando en qué consiste el proyecto junto con un saco de tierra y tres maceteros para que se pudiesen plantar las semillas adjuntas a los otros libros y que así la marca quedase asociada a unos sonidos, unos olores y unas imágenes características.

Gracias a este sistema, los vinos de Bodegas Habla están presentes en toda España y, además, en más de treinta países de los cinco continentes. En especial, tienen mucha presencia en Francia, hacia donde además están expandiendo su producción. “Queremos limitarnos a nuestras 200 ha y llegará un momento que no podamos hacer más vino aquí”, augura Tirado.

Es por eso que ahora mismo hacen un vino rosado con DO Côtes de Provence que comercializan bajo el nombre Rita, así como el champán Moses. El futuro para Bodegas Habla pasa por hacer más vino fuera de España pero bajo su marca personal.