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De la viña al geoturismo por crowdfunding

De la viña al geoturismo por crowdfunding

“Recuperemos Adrados” es un proyecto con un trasfondo que va más allá de la recuperación de un tipo de vid, desfigurada entre la maleza por el abandono de la tierra durante décadas. Sergio Muñoz ha devuelto ya la actividad vitícola bajo técnicas biodinámicas a una pequeña parte de 40 hectáreas de viñedo. Tras esta iniciativa se persigue luchar contra la despoblación rural y resucitar así la vida económica y social del pueblo segoviano.

CÉSAR MARCOS. Periodista agroalimentario

“Queremos que esta iniciativa provoque un efecto en cadena para que este territorio históricamente ligado al viñedo, cultivo y ganadería ovina resurja de sus cenizas, ya que de la recuperación de las viñedos no solo brotarán vides. También se generará trabajo, ya que por la tipología de plantación todas las labores tienen que ser desarrolladas de forma manual, y otras actividades económicas relacionadas con el ocio, la gastronomía y el turismo rural, lo que atraerá juventud a la zona y optimismo a los habitantes de Adrados”, comenta Sergio Muñoz, bodeguero y alma mater del proyecto “Recuperemos Adrados.

Sergio Muñoz en labores de recuperación

Sergio Muñoz en labores de recuperación

El Grupo Sergio Muñoz de la mano de Lógica Ecommerce, lanzan el proyecto crowdfunding “Recuperemos Adrados” a través de la plataforma Verkami. El objetivo de esta iniciativa El objetivo del Proyecto Crowfounding Adrados es la recuperación de una zona rural agraria, situada en la provincia de Segovia, en la zona de Entrepinares (Segovia), que se ha dedicado tradicionalmente a la viticultura desde hace siglos. El municipio de Adrados era el principal responsable de abastecer de vino blanco a la comarca. Hasta los años ochenta, aproximadamente, este territorio contaba con 240 hectáreas de viñedos.

Crowdfunding para revivir Adrados

El germen de este proyecto se fraguó sin esperarlo, de forma casual, cuando la familia García, vecina de Adrados, se puso en contacto con Sergio al fallecer su cabeza de familia, que era la persona responsable de cuidar y mimar los viñedos, poniendo ­n a cuatro generaciones dedicadas a la elaboración del vino.

Viñas en mal estado

Viñas en mal estado

Tras ir a visitar sus viñas Sergio cuenta de la importancia que tenían estos viñedos para la zona y para sus habitantes y descubrió la historia de un pueblo que está envejeciendo al mismo tiempo que sus vides desaparecen entre la maleza. Sin embargo, la falta de mano de obra joven necesaria para el cuidado de las viñas hacía muy difícil, por no decir imposible, la supervivencia de las mismas.

La campaña que ya ha comenzado en la plataforma Verkami estará activa durante 40 días para conseguir la financiación necesaria para recuperar una hectárea de estos viñedos, lo que equivale a 20.000 euros. “Cada hectárea de viñedo cuenta con 4.000 cepas vivas y necesita 12 jornaleros durante 30 días trabajando 8 horas diarias, ya que en descubrir y podar una cepa se tarda 20 minutos”, aporta Sergio Muñoz.

El proyecto ha sido desarrollado gracias a la colaboración de empresas e instituciones de Segovia como la Real Fábrica de Cristal de la Granja, Bodegas Vagal (D.O.P. Valtiendas), Carpintería y Ebanistería Iván Yuste Velasco, Federación Empresarial Segoviana (FES), Ayuntamiento de Adrados, Club CEO, Archivo Histórico de Segovia, Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Diputación de Segovia y los habitantes de Adrados.

“Este proyecto pretende sensibilizar a particulares y empresas sobre la importancia de contribuir con un granito de arena a la recuperación de una comarca vitivinícola que no hace mucho tiempo dio una gran riqueza a la zona”, comenta Rut Hernández, cofundadora de Lógica Ecommerce, partner de Comunicación y Marketing de Grupo Sergio Muñoz.

Detalle de cepa

Detalle de cepa

En la actualidad, menos de 30 años después, apenas quedan 40 hectáreas de viñedos. “Con esta iniciativa queremos recuperar, si no es la totalidad, la mayor parte de las mismas. Debido al abandono de las plantaciones, el pinar ha ido ganando terreno a las viñas de Adrados hasta reducir su extensión al 16% del total. El fi­n de esta iniciativa es recuperar la mayor cantidad de hectáreas para poder devolverle al pueblo la esencia, la historia y la riqueza que ha perdido en poco más de una generación. Hasta el momento hemos contactado con los propietarios de 12 hectáreas que han acogido el proyecto de forma muy positiva”, indica Sergio. Sin embargo, la labor de seguir buscando a los dueños de las tierras continúa para poder recuperar el 100% del viñedo existente.

 

La recuperación vitivinícola

Viñedo en vaso

Viñedo en vaso

En las últimas décadas la despoblación de las zonas rurales ha sido la responsable de la falta de mano de obra joven necesaria para desarrollar trabajos como el cuidado de viñedo, donde el esfuerzo físico es muy necesario, ya que la forma de plantación del viñedo antiguo no tiene las lindes bien delimitadas en calles como es habitual en las plantaciones actuales. “Por esta limitación, en este tipo agricultura vitivinícola no se puede emplear maquinaria industrial, siendo todo el proceso elaborado manualmente”, propone Sergio.

La forma de cultivo de la viña de esta zona era viñedo en rastral y en marco real con desfase teniendo una gran densidad de viñedo por hectárea. La densidad por hectárea ronda las 5.000 cepas, casi duplicando el número de cepas plantadas en viñedos modernos.

Nuestro objetivo vitivinícola es reconducir las viñas de rastral a viñas en vaso con una poda muy agresiva en el primer año para darle forma de vaso durante los tres siguientes años, cuenta Sergio Muñoz

Viñedo en rastral

Viñedo en rastral

“La poda inicial cambiará la forma del viñedo sustancialmente alzando los brazos hacia arriba, como en las viñas en vaso, ya que en la actualidad los brazos van paralelos al suelo como es algo habitual en la tipología de viñedos en rasta”, apunta Sergio. Este cambio le dará más vigorosidad a la vid así como una mayor salud a los racimos en la época de vendimia. Uno de los problemas del sistema en rasta es que al estar los racimos en contacto con el suelo, por la forma de crecimiento en horizontal de la vid- produce podredumbre en los frutos. Al cambiar el sistema, le daremos altura a la vid para que cuando el racimo crezca no esté en contacto con la tierra. Al conseguir esto, el fruto estará mejor oreado, lo que hará que las uvas tengan menos enfermedades.

 

Tres años de un trayecto biodinámico

Actualmente las viñas están desatendidas en algunos casos desde hace más de 10 años. Esto provoca que den escasa producción. “Con el sistema de poda que vamos a llevar a cabo, a parte de reconducir el viñedo, lo que vamos a lograr es dar de nuevo vigorosidad y rendimiento a las plantas, con la creación de nuevos pulgares y varas”, plantea Sergio Muñoz, alma mater de “Recuperemos Adrados”

Primer plano de cepa

Primer plano de cepa

La recuperación de la vigorosidad de las viñas va a durar tres años, el tiempo establecido para desarrollar el proyecto. “Durante este tiempo cuidaremos el terreno con medidas de visión biodinámica usado con abonos”, añade.

El padre de la agricultura biodinámica fue el filósofo austriaco Rudolf Steiner. “Es una manera agronómica sostenible que busca el equilibrio de todos los factores que actúan en la naturaleza respetando el medio ambiente, haciendo participe a la biodiversidad del entorno y no rompiendo los ciclos naturales de las plantas, eliminando la palabra singularidad (un cultivo) e introduciendo la globalidad- biodiversidad, como un todo (equilibrio entre mundo astral, animal, vegetal y mineral)”, sostiene José María Galindo, enólogo y propietario de Bodegas y Viñedos Vagal y asesor de viñedo del Proyecto Adrados.

Con las técnicas de la biodinámica se gana, a juicio de Galindo, inmunología de la planta, es decir, que “el viñedo se haga más fuerte, para conseguir un cultivo más sano tanto en el suelo como en la vid”. En los trabajos realizados en el viñedo se tendrán en cuenta los movimientos de los astros, principalmente de la luna. Y también, conjunciones, trígonos y cuadraturas astrales para intervenir en los momentos adecuados para la planta, el suelo y otras cuestiones relacionadas con plagas y trabajos en bodega.

Como bien explica Sergio Muñoz en sus catas, los movimientos de los astros son muy delimitantes en la agricultura ya que antes de que se inventara el reloj o el calendario ya existía la agricultura. Los trabajadores del campo se orientaban por los ciclos lunares para desempeñar las diferentes labores en el campo.

Incorporaremos cubiertas vegetales, espontáneas de cinco tipos de graminias y leguminosas para crear una biodiversidad y un microclima diferenciador. A su vez esta situación atraerá fauna auxiliar como, por ejemplo, mariquitas y avispilla thichograma, que nos ayudarán a combatir plagas y enfermedades”, enumera José María Galindo

Estas cubiertas provocarán un estrés hídrico al cultivo, o sea, restarán agua a las viñas, lo que reducirá considerablemente el tamaño de la baya o uva, obteniendo una mayor concentración polifenólica (tanino, antociano etc). “Dependiendo de la previsión pluviométrica de cada año dejaremos más o menos cubierta para que el estrés hídrico esté controlado. Para combatir las plagas y enfermedades criptogámicas, además de la biodiversidad existente, utilizamos infusiones, decociones o fermentaciones de plantas medicinales”, dice José María.

 

Fases de los trabajos

El abonado es la última fase de los trabajos de la viña. Sin embargo, en este caso, al estar abandonadas y no tener casi producción, esta labor ha sido la primera acción a finales de 2017. “Para el abonado emplearemos basura de oveja fermentada con mulching de paja enriquecido, y decidiendo el momento de la fase lunar, a través de los preparados biodinámicos. Para la elaboración de la pila de compost usaremos purines abastecidos por los ganaderos de zona y cáscaras de frutas, plantas como la manzanilla milenrama, diente de león, ortiga, corteza de roble, manzanilla y valeriana. También emplearemos minerales como el sílice triturado y cuernos de toro o vaca para el aporte de calcio y de bacterias naturales con el objetivo de plantear una recuperación 100% comprometida con el medioambiente”, explica Sergio Muñoz.

Sergio Muñoz

Sergio Muñoz

La poda se realizará siempre en movimiento lunar descendente y fase menguante y constelación que se pretenda representar más tarde en el vino. Las podas en verde se realizarán en dos pases, siempre en luna descendente, para eliminar carga y mejorar las cualidades de los racimos restantes, debido a una mayor porosidad de la planta, luminosidad y aireación.

Además, se llevarán a cabo dos deshojados, siempre en luna descendente. El primero se ejecuta justo después de la floración en la zona de menos incisión solar que suele corresponder con el naciente de sol. En el primer pase se eliminarán racimos que se han unido a otros en su crecimiento, lo que producirá un aumento de porosidad y aireación en la planta para incrementar una mayor calidad de salud.

En el segundo pase, no menos importante, se realizará aproximadamente un mes antes de comenzar la vendimia. Se eliminarán los racimos que llevan consigo un retraso en la maduración, o sea, aquellos racimos que aún no hayan enverado. “Esta segunda acción es fundamental para la no proliferación de la botritis cinérea o podredumbre gris. El deshojado se realiza en movimiento lunar descendente. El primero a inicios de julio y el segundo al ­final de la maduración en septiembre favoreciendo una mayor aireación e insolación del racimo”, declara José María Galindo.

En la etapa de prevendimia se llevarán a cabo controles de madurez, catas de uva y evolución año a año del crecimiento de kilo por hectárea y de mejora del rendimiento del viñedo. La vendimia se hará de forma manual con luna descendente eligiendo días Fruto, Raíz o Flores.

“En la vini­ficación elaboraremos uno o varios vinos de parcela, con trabajos en lías y en barrica para conseguir vinos de la más alta calidad”, según Sergio Muñoz. La apuesta por la elaboración de estos vinos se debe a la pérdida de extensión de viñedos frente al pinar, plantación predominante en la zona que no necesita cuidados continuos ni mucha. Sin embargo, y por suerte, los viñedos son centenarios. Esta característica hará que los viñedos den una baja producción, pero también otorgarán una alta calidad y compensación de madurez para hacer vinos de alta calidad, que soportarán las crianzas o fermentaciones en barricas.

 

Del viñedo al geoturismo

Sergio, en lagar

Sergio, en lagar

La recuperación de los viñedos de la zona de Adrados pretende crear puestos de trabajo fi­jos y discontinuos para el cuidado y el mantenimiento del viñedo. Este proceso solamente puede ser realizado de una manera manual y artesanal. “Con el proyecto Adrados queremos activar la economía y devolverle la notoriedad perdida a la comarca para recuperar a través del enoturismo y el turismo rural una zona dedicada al viñedo, cultivo y ganadería ovina. En muchos hogares de los lugareños hay lagares de siglos de antigüedad que merecen la pena ser conocidos. Con el turismo rural no solo se darán a conocer aspectos relacionados con la producción del vino sino que también se mostrará la labor de los ganaderos del sector ovino y la rica gastronomía de la comarca”, ilustra Sergio Muñoz.

La recuperación de los viñedos de Adrados es el primer eslabón de la cadena para revivir y hacer resurgir la actividad de Adrados tanto a nivel social como económico. El impulso y el conocimiento de este proyecto serán la punta de lanza para que la sociedad conozca esta región y recupere el valor que hace pocas décadas tenía como otros tantos pueblos en este país que sin el impulso de proyectos como éste quedarían en el olvido.

De esta manera se impulsarán acciones para que el pueblo y la zona tengan una vida económica activa gracias a la a‑fluencia de visitantes principalmente los ­fines de semana y durante periodos de vacaciones o durante la semana con visitas de centros educativos y turistas. El desarrollo de estas acciones activarán la economía de la zona de negocios como restaurantes, casas rurales y otros servicios y comercios locales, permitiendo un acercamiento y conocimiento de la vida en el entorno rural.