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La producción más sostenible del cerdo 100% ibérico Torbiscal

La producción más sostenible del cerdo 100% ibérico Torbiscal

Rafael Muñoz es, aparte de veterinario, ganadero y propietario de una empresa de Córdoba, Mio 1898, que comercializa sus propios productos de cerdo 100% ibérico desde 2018. Su finca, La Romana, ubicada en Pozoblanco, es el claro ejemplo de granja de cría sostenible e innovadora. El otro escenario de trabajo es la dehesa en el Valle de Los Pedroches, donde sus cerdos Torbiscales, a sus anchas, se alimentan con las tradicionales bellotas.

Elena Martín Seseña. Redacción.

Este ganadero pozoalbense ha puesto en marcha un proyecto que compagina sistemas de producción vanguardistas con la ganadería más tradicional: de una antigua granja familiar ha construido una explotación autosuficiente desde el punto de vista energético. La instalación está dotada con un sistema fotovoltaico y una planta de biomasa para alimentar las placas de calor de los animales en los meses de invierno. Además, cuenta con paneles solares que se encargan de generar la electricidad necesaria para el funcionamiento de la misma.

La Finca se llama La Romana y allí, Rafael cría la variedad de cerdo Ibérico conocida como Torbiscal, para su posterior aprovechamiento cárnico. Una raza, que como ha explicado, le está permitiendo diferenciarse y sentir que el esfuerzo y sacrificio de la figura del ganadero tienen, finalmente, su recompensa.

«La Romana es un proyecto familiar que surge con el deseo de, a través de esta raza y su producto, trasladar al consumidor más exigente el buen hacer y lo mejor del territorio, apostando por la tradición, pero también por la tecnológica y la innovación» ha apuntado el ganadero.

Mio 1898 nace para recuperar el cerdo ibérico Torbiscal

Y es que, centrado en la ganadería extensiva y precediéndole una historia de más de cuatro generaciones, entre los objetivos de este ganadero está la recuperación de la pureza de ésta, incluida en el Catálogo Oficial de Razas de Ganado dentro del grupo de “razas autóctonas en peligro de extinción”.

Rafael ha explicado que la elección de la variedad Torbiscal se remonta a la querencia de su familia, en concreto de su padre, por diferenciarse de los demás ganaderos, ya que la comarca del Valle de Los Pedroches ha vivido siempre de la ganadería. Además, ha explicado que “la novedad de crear una marca con nuestros propios productos y comercializarlos nosotros mismos es lo que mi generación ha aportado al negocio ganadero tradicional, aparte del proyecto de la modernización y adaptación de las instalaciones, siempre pensando en el bienestal animal.”

La variedad Torbiscal procede del cruzamiento de otras cuatro estirpes (Ervideira y Caldeira, portuguesas, y Campanario y Puebla, extremeñas), que en 1944 formaron la piara fundacional de El Dehesón del Encinar (Torralba de Oropesa, Toledo). De todas estas características de la raza, alguna de ellas, pudiera entenderse como negativa, pero Rafael al optar por esta raza ha querido darle la vuelta, y de un defecto, hacer una fortaleza, como es el caso de sus pezuñas, que a veces no presentan una coloración uniforme oscura.

 

Sostenibilidad e innovación por bandera

Su granja cuenta con un sistema único en España de lactancia compartida y un box individualizado abierto. También, con el interés de disminuir al máximo el estrés en los animales, ha diseñado un sistema de maternidad abierta y una sala de lactación compartida, en la que junta a varias cerdas con sus camadas, para que la interacción entre los lechones en las semanas previas al destete genere menos estrés en ellos y, por lo tanto, sean mucho menos vulnerables a sufrir enfermedades. Según ha apuntado el ganadero «nuestras instalaciones de cría son ejemplo de manejo e infraestructura a nivel europeo».

Además, en 2018, Rafael ha sido galardonado con el premio “Joven Agricultor Sostenible” que organiza la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja) y, con el premio “Felipe González de Canales” este año al joven emprendedor por la puesta en marcha de este novedoso proyecto de cría de cerdo ibérico. “Ambos premios valoran nuestra granja e instalaciones sostenibles dotadas de sistemas tecnológicos para lograr, por una parte, el máximo aprovechamiento de los recursos y, por otra la eficiencia productiva y mejora genética de nuestros cerdos” ha explicado Rafael.

En lo que respecta a la gestión de la explotación, la granja está dotada con sistemas informáticos para la mejora genética y eficiencia productiva, herramientas tecnológicas para el control ambiental de las naves y programas informáticos de última generación para el control y la gestión del rebaño. Rafael ha explicado que el 70% de los costes de la explotación son de pienso para la alimentación de más de 100 cerdas en producción.

Mientras, el engorde de los cerdos se realiza en la dehesa, en la que, según ha explicado el ganadero, se está llevando a cabo un proceso de reforestación de encinares, una parte de ellas, a través de la iniciativa LIFE Biodehesa y, otra parte, asumida por la propia explotación. “Entendemos que es un alimento clave para completar el ciclo de nuestro producto y con el cual debemos estar comprometidos. Los encinares también se encuentran en peligro de extinción por lo que es muy importante dar valor a los animales criados en estos sistemas” ha comentado Rafael, y ha añadido “la bellota es el factor que marca la diferencia en este modelo de producción extensivo y el cuidado de los arboles debe ser una prioridad absoluta. Parte de los ingresos obtenidos en la comercialización de nuestros productos ibéricos retornaran a la dehesa en forma de inversiones para su cuidado”.

En cuanto a la comercialización bajo la marca Mio 1898, Rafael ha destacado que están centrados en dotar de productos a los restaurantes y tiendas gourmet. “Por ahora mi objetivo es vender todo lo que produzco, ya que tenemos una producción media. Para 2020 esperamos comercializar más cantidad y variedad de productos”.