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Residuos agrícolas para descontaminar el aire

Residuos agrícolas para descontaminar el aire

La Universidad de Córdoba desarrolla un material biodegradable hecho con nanocelulosa y partículas fotocatalíticas para una descontaminación más eficiente del aire de las ciudades.

Una de las técnicas eficaces para la descontaminación del aire es la fotocatálisis: utilización de materiales semiconductores que entran en contacto con el contaminante y, bajo el efecto de la luz ultravioleta, provocan que el contaminante se degrade, reduciendo así su concentración en el aire.

En la obtención de estos materiales están trabajando dos grupos de investigación de la Universidad de Córdoba pertenecientes al Instituto Químico para la Energía y el Medioambiente (Iquema) y al Departamento de Química Inorgánica e Ingeniería Química.

Estos equipos han obtenido materiales biodegradables a partir de residuos agrícolas para fijar nanopartículas con actividad fotocatalítica (en este caso dióxido de titanio) que aumentan el poder fotocatalítico y, por tanto, el efecto descontaminante.

Se trata de una espuma ligera, sólida, pero con muy poca densidad parecida a los recubrimientos aislantes que se vienen usando en construcción o a los populares «gusanitos» de maíz. Para ejercer la descontaminación «se puede usar a modo de filtro poroso por el que pasaría la corriente gaseosa, siempre expuesto a la luz ultravioleta, y el gas saldría descontaminado», señala el investigador Eduardo Espinosa. Así, los gases emitidos en la industria, por ejemplo, saldrían casi limpios de óxidos de nitrógeno.

Los avances de este trabajo consisten en «por un lado la creación del soporte biodegradable basado en nanocelulosa, obtenida a partir de un residuo agrícola y, por otro lado, el desarrollo de un proceso de modificación superficial de esas nanopartículas que nos permite tener una mayor dispersión e inmovilización de las mismas en el soporte y, por tanto, una mayor actividad fotocatalítica«, explica Espinosa.

De este modo, se consigue crear un material sostenible valorizando un residuo agrícola (incidiendo en la economía circular) y se hace más sencillo el proceso de fijación de las nanopartículas fotocatalizadoras en ese soporte biodegradable.

El beneficio es, en realidad, exponencial, ya que a lo anterior se suma como resultado una mayor descontaminación del aire debido a la porosidad y la condición tridimensional del material, que permite un mayor contenido de partículas fotocatalíticas que quedan expuestas a la luz ultravioleta, si se compara con un material opaco o en el que sólo hay una superficie expuesta a la luz.

Un paso más en esta investigación pasaría por modificar la partícula fotocatalítica de manera que fuese más sensible a la luz del espectro visible, sin tener que recurrir a fuentes ultravioletas. Así, el poder fotocatalizador se activaría sólo con la luz solar y este tipo de tecnología se podría aplicar a textiles y otro tipo de materiales que estarían reduciendo la concentración de gases sólo con la exposición al sol.