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Agricultores leridanos recuperan el cultivo de la flor de azafrán

Agricultores leridanos recuperan el cultivo de la flor de azafrán

Un agricultor de l’Albagès, en la comarca de Les Garrigues (Lleida) ha animado a otros payeses a iniciarse en el cultivo de la flor de azafrán. Ya suman 6 hectáreas, han constituido una cooperativa y trabajan para tramitar la creación de una denominación de origen, para un cultivo típico en estas tierras durante la Edad Media.

Rosa Matas. Periodista.

Hace 500 años la flor del azafrán teñía de lila algunos campos de la comarca leridana Les Garrigues compartiendo paisaje con olivos y almendros. Un agricultor de L’Albagès de origen granadino, Manuel Ramírez, ha recuperado el cultivo e impulsado una cooperativa, la primera en España de este producto. Ha conseguido contagiar su ilusión a otros payeses de la comarca y de pueblos de otras provincias catalanas.

“Yo siempre había tenido en casa para autoconsumo o algo más. Como el almendro y el olivo dan muy poco dinero llevaba un tiempo dándole vueltas a plantar otras cosas, pensaba en trufas, pistacheros o granados, esta tierra es de secano. Un amigo de Castilla-La Mancha me preguntó cómo iría el azafrán y la verdad el que yo tenía sin hacer nada iba dando, y me animé. Primero no dije nada, no quería que me llamaran loco, pero luego lo expliqué y se fueron animando otros agricultores”, cuenta Manuel.

mapaCon un socio montó una empresa Naturges para vender con la marca Safrà de les Garrigues, pero pronto surgió la idea de la cooperativa Safrà de les Garrigues aprovechando la infraestructura de la cooperativa oleícola de Cervià de les Garrigues, Y hasta inventó una máquina para plantar los bulbos.

“Con el azafrán todo era a mano, pensé que si podíamos plantar con máquina se animaría más gente y fui a un herrero, le dije cómo podría ser y la verdad es que funcionó a la primera”, recuerda.

Comenzaron unos pocos y ya son sesenta los productores de la cooperativa, también hay agricultores que van por libre. Sumando metros, en tres años han conseguido seis hectáreas repartidas por toda Cataluña. Comenzaron agricultores de Cervià, de L’Albagès, El Soleràs, La Pobla de Cérvoles, Vinaixa, El Vilosell, Les Borges Blanques . El interés va en aumento y ha llegado hasta Fortià en el Alt Empordà; Estamariú, en el Alt Urgell e incluso a En Camp, en Andorra.

 

Oro rojo

El apreciado condimento, por el que vendido a gramos los payeses logran 8.000 euros por kilo –hacen falta los estambres de 150.000 rosas para conseguir un kilo– empieza a conocerse también como oro rojo, por el color rojizo de los estigmas de las rosas.

“En cajitas de dos gramos, el kilo sale a 7.000. Los arcones de diez gramos, para restauradores salen mejor de precio. Tenemos buena calidad, lo hemos demostrado con analítica y tenemos que aprovecharlo” avisa Manuel. “Quien quiera este azafrán tendrá que pagarlo porque es de una calidad extraordinaria. No lo decimos nosotros, lo dice el Soivre (Servicio Oficial de Inspección, Vigilancia y Regulación de las Exportaciones), que ha certificado la buena calidad”.

La cooperativa desconoce cuál será la producción de sus 6 hectáreas de las que más de 2  están en su año cero, acaban de plantarse. Los bulbos necesitan tres años para producir el máximo y son pocos los payeses veteranos, la mayoría están ahora en su segundo año de producción. La primera cosecha fue de 2.000 kilos y el año pasado rozó los 7.000.

Imagen10 (FILEminimizer)El cultivo se adapta muy bien a las explotaciones familiares, de hecho implica a toda la familia de Ramírez en la recogida y el tostado. La cosecha dura un mes y suele comenzar después de la Virgen del Pilar. Se hace con mucha delicadeza, manualmente. Se tienen que recoger las flores, desbriznar, también a mano y a diario se tiene que tostar para tener una buena calidad. No se puede dejar de un día para otro.

Con un previsible crecimiento en superficie, la cooperativa trabaja ahora en su red de comercialización. “Estamos vendiendo en tiendas, a puerta fría. Vamos a la tienda y llamamos vamos haciendo clientes. Hemos propuesto a los socios que cada uno sea un vendedor, donde tenga posibilidad que lo comente. Y de momento van respondiendo”.

No todo está por hacer. La cooperativa ya tiene clientes en Cataluña y empieza a salir fura. “Vendemos en Venezuela, nos ha aceptado el producto una empresa cordobesa que empezará a distribuirlo allí y distribuimos también en el sur de Francia, en la parte que limita con Cataluña. Lo hace una empresa especializada en producto del Mediterráneo”, avanza el impulsor del nuevo negocio.

 

Apoyo de la Administración

Ramírez explica que ha sido mucho el esfuerzo sin ninguna ayuda a diferencia–señala– de lo que ocurre en Teruel, donde la administración lleva tiempo subvencionando este cultivo sin lograr tanta superficie como en Cataluña. Sólo el año pasado se plantaron 4.200 kilos bulbos que darán flores durante cuatro campañas.

La Conselleria de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de Cataluña considera que el azafrán puede complementar las rentas del olivo y del almendro porque la zona reúne las condiciones agroclimáticas y los productores tienen potencial para comercializarlo. Para potenciar el cultivo, la Generalitat ha organiza en primavera unas jornadas técnicas sobre azafranales y los productores suelen hacer una fiesta al terminar la cosecha en Cervià. Este año, el 24 de octubre.

FOTOS MOVIL 2 229 (FILEminimizer)La cooperativa espera seguir creciendo y comenzar la tramitación de la Denominación de Origen (DO) Safrà de Catalunya. La Generalitat siempre lo ha visto con buenos ojos aunque los relevos en la Conselleria de Agricultura fruto de la separación entre CDC y UDC ha dejado en el aire el inicio de la tramitación.

“A nosotros nos interesa una denominación de origen. Ya sé que en Castilla-La Mancha se vende mucho azafrán fuera de la DO, pero para nosotros es importante porque nos abre mercados.

La Cooperativa y la Escuela Agraria de Les Borges Blanques comenzaron hace dos años el primer ensayo experimental del cultivo azafrán en 600 metros cuadrados del centro agrario, proyecto al que este año se ha incorporado el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) de la Generalitat.

La investigación, que se prolongará cuatro años pretende conocer los resultados de trabajar con distintos tamaños de bulbo, valorar los resultados en secano y en regadío, trabajar en el manejo de las malas hierbas y diferenciar los efectos de la fertilización química y orgánica, según el director de la Escuela Agraria, Ramon Baró.