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Agroturismo en estado puro en pleno Camino de Santiago

Agroturismo en estado puro en pleno Camino de Santiago

Víctor Arroyo es un agricultor de la localidad leonesa de Pieros. En 2009, él y su mujer, Esther Arroyo, emprendieron un ambicioso proyecto basado en un complejo temático, que ofreciera al cliente un agroturismo en su vertiente más autentica. Por ahora, han conseguido llevar a cabo las plantaciones de olivar, viña y frutales en las que van a consistir la finca temática y abrir el bar del complejo, situado en pleno Camino de Santiago. En torno a éste, se comenzará la construcción de las distintas instalaciones para poder dar cabida a las actividades que pretenden ofertar y transmitir la verdadera vida en el campo a sus clientes. Entre ellas destaca un hotel rural, una almazara y una bodega.

 

Tanto para Víctor, como para su mujer, Esther, el término agroturismo se ha distorsionado. Hace cinco años, a este matrimonio se le ocurrió la idea de ofrecer algo diferente, creando de la nada un complejo agroturístico, a modo de finca temática del medio rural, con el objetivo de integrar al cliente de lleno en el medio agrícola y transmitirle cómo se realiza desde el manejo agronómico, hasta los procesos de elaboración de los diferentes productos que ofertan, a través de actividades y visitas in situ.

Foto 1. Bar El Arroyo, en una de las rutas del Camino de Santiago.

En la actualidad, el proyecto se encuentra en su fase de construcción. El epicentro del complejo es una finca de 8 ha, situada en pleno Camino de Santiago y lugar de tránsito de una vía de circulación comarcal, aunque la explotación en total suma 25 ha repartidas en diversas fincas cercanas. Sí que han conseguido ya implantar tanto el bar El Arroyo en dicha finca, como los principales cultivos base del proyecto. La explotación se compone de un olivar (3,5 ha), una plantación de frutales (2 ha) y un viñedo y un pastizal (resto de la superficie). Atienden personalmente a la clientela que acude al bar, dando calidez en el trato y reinvirtiendo el cien por cien de sus ganancias en el proyecto.

Foto 2. El matrimonio Arroyo apuesta por una selección de los productos gastronómicos para su clientela. En la foto, uno de los postres elaborados en las cocinas del bar, aderezado con el vino de la finca.

Para ampliar las opciones y dar alojamiento a los futuros clientes, planean construir un hotel, aledaño al bar, con 16 habitaciones dobles. El matrimonio quiere realizar visitas explicativas sobre los momentos clave de las plantaciones de viñedo y olivar, que son la base del proyecto, como son la cosecha o la poda. En poco más de un año, Víctor Arroyo también espera haber concluido las obras de construcción de una pequeña bodega y una almazara, para mostrar a su clientela la cara más industrial de los procesos productivos del vino y del aceite, más de tipo gourmet. Una plantación de los frutales más característicos de la zona y un pequeño huerto completarán la oferta agroturística.

Asimismo, está planeada la construcción de una pequeña réplica de una granja, con una serie de animales (gallinas, vacas, cerdos, cabras, etc.), para acercar al cliente a la producción animal más tradicional.

Para estos emprendedores, el cliente potencial del agroturismo son: niños, urbanitas y un perfil selecto de peregrino.

 

Valor añadido de la finca

Cabe destacar que el emplazamiento clave del complejo se asienta sobre un paraje natural, donde se encuentran las antiguas ruinas del Castro Bergidum. Este castro va a suponer otra actividad más, pero encaminada a visitas de tipo arqueológico, ya que se puede acceder a él atravesando la finca. Se trata de uno de los castros romanos más grandes del noroeste de España, que estuvo habitado hasta el año 1.450 aproximadamente y cuyos primeros pobladores fueron los celtas. En honor a estas ruinas, la empresa con la que comercializan sus productos lleva el nombre del mismo castro.

Otro de los atractivos ha sido el hallazgo, dentro de la propia parcela, de los restos de una típica casa romana, de estilo mediterráneo, situada a escasos metros del bar. El matrimonio Arroyo pretende datarla y convertirla en otra atracción histórica para el disfrute del turista.

 

Descripción del medio

Enclavados a una altitud de 500 m, el microclima que se da en Pieros es fruto de las dos cadenas montañosas que lo rodean. El terreno sobre el que se asientan los cultivos es de tipo franco-arcilloso, con desniveles importantes en ciertas parcelas de hasta un 18-20% de pendiente máxima. El próximo año este emprendedor pretende implantar una cubierta vegetal entre las calles, porque la pendiente genera una gran escorrentía, pero no ha decidido todavía qué especie vegetal sembrar. Por ahora entre calles, la única labor que realiza es el desbroce como medida de control para la cubierta vegetal espontánea.

 

Viñedo

El viñedo está formado por viñas de edades comprendidas entre los cinco años, de los viñedos más jóvenes y dispuestos en espaldera (2,5×1,2 m de marco), hasta los cien de las viñas más antiguas y que están dispuestas en vaso (a 1,6×1,6 m). El rendimiento medio de sus viñas está en torno al 65 %.

Foto 3. Las visitas al viñedo de la finca serán una de las apuestas del proyecto.

En cuanto a las variedades de viña, se trata de dos de las más tradicionales de la zona: Godello (para vinos blancos) y Mencía (para vinos tintos). El visitante también podrá encontrar alguna cepa de las variedades Palomino, Doña Blanca, Garnacha Tinta o Alicante, que en su mayoría se introdujeron en la década de los años 60-70, cuando había una gran demanda de uva, pero son producciones marginales y que tienden a desaparecer.

Este viñedo de secano se suele ver afectado por las enfermedades típicas del cultivo, como oídio y mildiu. Los tratamientos con carácter preventivo se realizan antes del comienzo de la primavera. Los productos que usan son de contacto, formulados a base de cobre y azufre.

Para la fertilización, se aplica un abono orgánico. Arroyo puntualiza que no suele abonar con frecuencia, ya que no le interesa llegar a altas producciones de uva. Por eso, se suele realizar una única aplicación, principalmente en primavera, aunque depende mucho de la vitalidad de las viñas. En la implantación de las viñas más jóvenes, sí que suele aplicar una media de 20.000 kg/ha de este tipo de abono. Arroyo siempre realiza poda en verde y aclareo de racimos por cuestiones de calidad. Dependiendo de las condiciones climáticas que se den durante el año, suele complementar dichos manejos con el deshojado si fuera necesario.

Aunque se puede adelantar, por lo general, la vendimia comienza el 15 de septiembre y termina sobre el 6-7 de octubre. La uva suele poseer una concentración de 13-14º Brix en el momento de la cosecha.

Foto 4. Víctor Arroyo ha colaborado con el Itacyl en un ensayo sobre la adaptación de la variedad Mencía sobre quince patrones diferentes.

Arroyo lleva a cabo en su finca un proyecto de investigación, en colaboración con el Itacyl (Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León), en concreto, con Jesús Yuste, un investigador en viticultura de éste centro. Uno de los ensayos más destacados para este agricultor es el basad en el mismo clon de la variedad Mencía, seleccionado por sus características, sobre quince portainjertos diferentes, para ver la diferencia que hay en cuanto a maduración, con los mismos criterios agronómicos y las mismas condiciones de desarrollo. En el momento de la vendimia, la diferencia de grados Brix de la uva puede ser de dos grados dependiendo del portainjerto. El problema es la falta de financiación, por lo que este estudio se ha paralizado en su última fase.

 

Comercialización de sus vinos

Víctor Arroyo también se dedica a comercializar sus propios vinos, exclusivamente crianzas, que permanecen en barrica entre doce a dieciséis meses, aunque depende mucho de cómo sea el año en concreto y cómo sea la evolución del mosto.

Sus vinos se encuentran acogidos a la DO El Bierzo lo que les aporta una garantía, sobre todo a la hora de vender fuera de las fronteras, apunta Arroyo. Años atrás, alguno de los caldos elaborados por él han conseguido reconocimientos como el Zarcillo de oro.

 

Olivar

Foto 5. Plantación intensiva de olivar, variedad Redondilla.

Considerando que el cultivo del olivar prácticamente no se da en la zona, Arroyo escogió una variedad contrastada a nivel nacional, la Arbequina (15-17% de rendimiento graso), junto con otra más típica de La Rioja, la Redondilla (18-22 % de rendimiento graso), debido a la similitud climática con El Bierzo. Se trata de plantación joven (de 4 a 5 años), dispuesta en seto y en espaldera para intensivo, con una marco de de 6×3 m.

Al no tener apenas referencias de este cultivo en El Bierzo, realizan abonados orgánicos en pellets, a unas dosis de 1.500 kg/ha, al 70% de rendimiento en materia orgánica. El riego por goteo con el que cuenta el olivar ha conseguido acelerar el proceso de implantación y mejorar la calidad de la aceituna. Se aplican entre 15 y 20 riegos en época estival, de unos 8-10 litros/planta.

Foto 6. Detalle de la aceituna de la variedad Redondilla, típica de La Rioja.

Debido a la climatología de la zona, se intenta recoger la aceituna lo más tarde posible, pero siempre antes de las primeras heladas (12-15 noviembre) para evitar problemas, lo que les condiciona mucho la producción. Arroyo espera que en pocos años el crecimiento sea progresivo y exponencial, dando producciones que permitan mostrar en todo su esplendor el momento de la recogida de la aceituna y los procesos que se llevan a cabo en la almazara que van a construir.

 

Frutales

La plantación de frutales abarca varios tipos de árboles, como melocotonero, peral, manzano, etc. Si bien lo que más prima en Pieros son los cerezos, porque son frutales de secano que dan buenas producciones sin apenas manejo y sólo con la precipitación anual, cifrada entre 800 y 900 l/m2. Las producciones de estos frutales son marginales y se venden a nivel local.