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Influencia de la fecha de siembra y la dosis de abono sobre las malas hierbas en trigo

Influencia de la fecha de siembra y la dosis de abono sobre las malas hierbas en trigo

El grupo de agronomía del Instituto Nacional de Investigación Agraria y Alimentaria (Inia) ha llevado a cabo un estudio en la campaña 2017/18 en la finca experimental de La Canaleja (Alcalá de Henares) donde se pretende ver el efecto de diferentes fechas de siembra y dosis de fertilización en el cultivo de cuatro variedades diferentes de trigo blando, dos de ciclo largo y dos de ciclo corto, sobre la abundancia total de malas hierbas y en los rendimientos del cultivo.

M.L. Gandía-Toledano, C. Casanova-Pena, J.L. Tenorio-Pasamón, M.I. Santín-Montanyá. Grupo de Agronomía. Instituto Nacional de Investigación Agraria y Alimentaria (INIA). Madrid.

El cultivo del trigo representa a nivel nacional el segundo cultivo herbáceo, por detrás de la cebada, con mayor superficie dedicada, más de 2 millones de hectáreas (Mapama 2017). Entre el 33 y 50% de dicha superficie se concentra principalmente entre las comunidades de Castilla y León, Castilla-La Mancha, este de Extremadura y norte de An­da­lu­cía, cultivándose la mayor parte en se­­cano (casi 1,8 millones de ha) y empleándose principalmente variedades de cultivo de in­vierno (Esyrce 2017) para así aprovechar las lluvias de dicha estación.

Factores climatológicos como la temperatura y las precipitaciones son clave en el desarrollo de este cultivo. His­tórica­men­te, cerca del 40% de la superficie de la Península Ibérica ha presentado un clima templado con veranos secos y calurosos Csa (Aemet). Sin embargo, la precipitación media mensual ha ido variando a lo largo de los años, con una notable estacionalidad más fuerte en la mitad sur peninsular y menor en el noreste de España y con una clara disminución de la precipitación en el verano.

Según datos recogidos por Aemet, el inicio de la campaña 2017/18 se presentó con unos meses de septiembre y octubre extremadamente secos, con la menor precipitación registrada de lo que llevamos de siglo XXI tal y como se puede apreciar en la figura 1.

 

Figura 1. Carácter de la precipitación en los meses de septiembre y octubre de 2017.

Dichas variaciones en nuestro clima están haciendo que aumente la preocupación en relación a otros factores sumamente importantes que influyen en la productividad como es la fecha de siembra de los cultivos, el manejo de la flora arvense o la aplicación de fertilizantes en los momentos y cantidades adecuados.

Figura 2. Evolución de los precios de un abono nitrogenado y del grano de trigo de los últimos años.

La elección de la fecha de siembra es uno de los métodos culturales más efectivos tanto para el control de las malezas como para tratar de sacar el máximo rendimiento al cultivo en función de las condiciones climáticas. Así pues, una demora en la fecha de siembra tradicional puede ayudar a una limpieza previa del lecho de siembra de aquellas malas hierbas de emergencia temprana sin que el rendimiento de éste se vea afectado de forma significativa. A su vez, puede significar una mayor disponibilidad de agua acumulada en el suelo para las primeras etapas del cultivo, evitando las cada vez más frecuentes siembras en seco propiciadas por la falta de lluvias.

Por otro lado es importante considerar que el principal factor limitante en un cultivo de secano es el agua proveniente de las precipitaciones. Una pluviometría media de anual cercana a los 500 mm, –datos registrados en los últimos años (Aemet, 2017)–, influye considerablemente en los rendimientos haciendo que la eficiencia de los insumos (fertilizantes, gasoil, herbicidas) sea muy baja la mayoría de los años (Dutoit C.M.L., 2014). En la figura 2, se muestra el precio de 100 kg de un abono de nitrato cálcico al 26% y el coste total a percibir por 100 kg de trigo producido.

En este contexto, el grupo de agronomía del Instituto Nacional de In­ves­tiga­ción Agraria y Alimentaria (Inia) ha llevado a cabo un estudio en la campaña 2017/18 en la finca experimental de La Canaleja (Alcalá de Henares) donde se pretende ver el efecto de diferentes fechas de siembra y dosis de fertilización en el cultivo de cuatro variedades diferentes de trigo blando, dos de ciclo largo y dos de ciclo corto, sobre la abundancia total de malas hierbas, así como en los rendimientos del cultivo.

 

Material y métodos

La parcela experimental donde se desarrolla el ensayo es considerada representativa en el cultivo de cereales de secano. La finca registra una pluviometría media de 470 mm al año (clima semiárido) y se encuentra a una altitud de 610 m sobre el nivel del mar.

Cuadro I. Fecha de siembra de las variedades de trigo del ensayo.

El ensayo se inició en otoño de 2017, con tres fechas de siembra diferentes y cuatro variedades de trigo blando distintas. En el cuadro I se muestran las tres fechas de siembra consideradas en el ensayo, y las cuatro variedades de trigo seleccionadas han sido: Bonifacio y Marco Polo de ciclo largo, y Cosaco y Gades de ciclo corto; todas ellas pertenecientes a la casa comercial Ragt Ibérica.

En todas las parcelas se realizó un abonado de cobertera con nitrato amónico cálcico 26%, con tres dosis diferentes: 100%, 50% y 0% de 200 kg/ha del abono. Para el control de malas hierbas, se llevó a cabo un tratamiento de post-emergencia, que consistió en la aplicación de un herbicida contra hoja estrecha: Axial Pro (pinoxaden 6%) y otro contra hoja ancha: Tribenuron (tribenuron-metil 75% WG) a una dosis de 2 l/ha en todas las parcelas.

Figura 3. Datos climatológicos de la campaña 2017/18.

El diseño del experimento consistió en un diseño en split-plot, con la fecha de siembra como factor principal y el cultivar de trigo y las dosis de abonado como factores secundarios. El ensayo consta de un total de 144 parcelas (40 m2), con 3 fechas de siembra x (4 cultivares x 3 dosis de abonado) x 4 repeticiones.

El estudio de la influencia de las fechas de siembra en la densidad de flora arvense presente en las parcelas se realizó después del tratamiento herbicida de post-emergencia. El muestreo de malas hierbas en las parcelas objeto de estudio se realizó de forma aleatoria, usando un marco de 25 x 25 cm en la zona central de cada parcela, como puede observarse en la foto 1, evitando el efecto borde y para cada una de las dosis de abonado. Se contó el número de plantas por cada muestreo y se identificaron las especies presentes. La densidad de malas hierbas se refirió a la unidad de área (1 m2).

Figura 4. Mapa de rendimientos (expresado en intensidad de color) según los factores de: fechas de siembra (eje vert. derecho), ciclo de cultivo (eje vert. izquierdo) y fertilización (eje horz.); para cada repetición.

Así mismo, para analizar el efecto de las diferentes dosis de abonado en cada uno de los cultivares de trigo sembrados en diferentes fechas de siembra, se analizó el rendimiento tomando 1 m lineal de cultivo en cada una de las parcelas y para cada dosis de abonado. Se analizó el peso total del grano por metro lineal.

Paralelamente, se registraron diariamente los datos de temperatura (media, máxima y mínima) y la pluviometría durante la campaña 2017/18, obtenidos de la estación meteorológica ubicada en la finca.

Los resultados obtenidos se analizaron mediante un análisis de varianza multifactorial (Anova) de los rendimientos de paja y grano y de la abundancia de malas hierbas (densidad/m2) para cada uno de los factores considerados (fechas de siembra, dosis de abonado y ciclo de cultivo). El análisis estadístico se realizó con el paquete informático R.

 

Resultados y discusión

En general, el patrón de precipitaciones de la campaña 2017/18 fue desfavorable para los cultivos de invierno, ya que durante el primer trimestre, la precipitación media se situó por debajo de la media de los últimos seis años (figura 3). Sin embargo, la precipitación media a partir de enero, y especialmente en primavera, se incrementó favoreciendo a los cultivos con ciclo corto. En términos de temperatura no se produjeron resultados destacables.

Cuadro II. Análisis de varianza (p-valor) del efecto del abonado, la fecha de siembra (Fs) y el ciclo de cultivo de trigo sobre el peso de grano, peso de paja (kg/ha), abundancia de malas hierbas (Ab/m2) y riqueza específica de malas hierbas (n.sp.Mh).

En nuestros resultados se observa que la fecha de siembra y los distintos ciclos de cultivo muestran diferencias significativas en términos de rendimientos (P. grano). En general, se han apreciado menores rendimientos en las parcelas sembradas en el mes de febrero y mejores en las del mes de noviembre, tal y como se puede apreciar en la figura 4.

El análisis de varianza muestra también diferencias significativas en la producción de grano y en la producción de biomasa de paja con respecto a las dosis de abonado, incrementándose en la dosis del 100%. Sin embargo no se observan diferencias en términos de rendimiento, tanto en producción de grano como de paja, entre los diferentes ciclos de cultivo, y las diferentes dosis de abonado (cuadro II).

Figura 5. Mapa de riqueza específica de malas hierbas (expresado en intensidad de color) según los factores de: fechas de siembra (eje vertical derecho), ciclo de cultivo (eje vertical izquierdo) y fertilización (eje horizontal); para cada repetición.

Con respecto a la densidad (Ab. Mh/m2) y a la riqueza específica (no sp.Mh) de la población de malas hierbas muestreadas en el ensayo, se puede apreciar que no existen diferencias significativas con respecto a la densidad de población de malas hierbas, pero sí con respecto al número de especies (riqueza específica) influenciado por las fechas de siembra (figura 5).

Las parcelas sembradas en el mes de octubre presentaron mayor diversidad de especies de malas hierbas, sin verse influenciadas por los demás factores de abonado o ciclo de cultivo. Las condiciones ambientales expuestas apuntan una clara influencia del mo­mento de la fecha de la siembra en la riqueza específica de malas hierbas, lo que explicaría en parte su influencia en los procesos de germinación de diferentes especies de ma­las hierbas.

Entre las especies más abundantes cuantificadas en el ensayo en el mes de oc­tubre destacan las si­guientes: Ana­cy­clus clavatus (Desf.) Pers., Ve­ronica he­derifolia (L.) y Lamium am­plexicaule (L.) dentro de las dicotiledóneas, y Hor­deum murinum (L.) y Lolium rigidum Gaudin dentro de las monocotiledóneas. Todas ellas de germinación otoño – invernal. En el mes de octubre se registraron un total de 21 especies diferentes, mientras que en los meses de noviembre y febrero se identificaron 15 y 18 especies respectivamente.

 

Los resultados obtenidos en este ensayo, aunque son preliminares, coinciden con lo expuesto por otros autores que encontraron las siembras más tardías como una posible herramienta para evitar la infestación por una mayor diversidad de malas hierbas (Bonis, P. et al., 2010).

 

Conclusiones

Como conclusiones generales de este primer año de ensayo, se ha podido observar que en general las fechas de siembra son el factor que más influye tanto en términos de rendimiento como en riqueza específica de malas hierbas, seguido por la gestión de la fertilización.

Estos estudios, aunque preliminares, muestran que los sistemas de gestión agrícola pueden tener efectos a cor­to plazo sobre los rendimientos y sobre el número de especies de malas hierbas que aparezcan en los cultivos. Por tanto, una gestión donde se consideren dichos factores y su posible influencia, ayudará tanto al control de la flora arvense como a mejorar los rendimientos en los sistemas cerealistas.