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La quinoa y su posible adaptación en el valle del Ebro

La quinoa y su posible adaptación en el valle del Ebro

En España, la mayor superficie de quinoa se concentra principalmente en Andalucía, donde ya se están cultivando más de 2.000 ha anuales. Pero la curiosidad por este cultivo, creemos que se ha extendido en los últimos años y ya son decenas de agricultores los que han experimentado con él a pequeña escala o van a hacerlo próximamente. La falta de información que existe sobre el mismo en Europa, se suma al secretismo de las principales empresas y asociaciones que dominan su mercado.

Anna Macià y Jaume Lloveras. Universitat de Lleida.

La quinoa o quinua (Chenopodium quinoa Willdenow), es considerada un pseudocereal, ya que no pertenece a la familia de las gramíneas, ni contiene gluten. Sin embargo, posee un elevado índice de valor nutricional, superior al de los cereales con gluten, sobre todo por su alto contenido en proteínas (16% aproximadamente), su excelente digestibilidad (92%) y contenido balanceado de los aminoácidos esenciales, tales como lisina y metionina (Jacobsen, 2003; Ahumada, et al., 2016).

Campo de quinoa en Huesca.

Campo de quinoa en Huesca.

Es por éste motivo, al que la quinoa debe el aumento de consumo que ha vivido durante los últimos años en todo el mundo.

La quinoa es un cultivo originario de la región de los Andes, en Sudamérica y ha sido el alimento principal de los habitantes indígenas de los Andes a lo largo de los siglos. Tras la conquista española, el cultivo de la quinoa fue despreciado por estos al considerarse “comida de indios” y fue sustituida por cultivos con los que los conquistadores estaban familiarizados como el trigo.

Aun así, el cultivo de la quinoa, desde entonces muy minoritario, no llegó a desaparecer y fue redescubierto durante la segunda mitad del siglo XX promoviendo así de nuevo el aumento de su producción (Smith, 2013).

 

La quinoa en el mundo y Europa

Debido a su alta calidad nutritiva y su capacidad de adaptabilidad al medio agroecológico, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el año 2013, el “Año Internacional de la Quinua”, promoviendo los beneficios de esta semilla ante el reto de incrementar la producción de alimentos de calidad en el contexto del cambio climático, resultando ser una alternativa para aquellos países que sufren inseguridad alimentaria (FAO, 2014).

La superficie cultivada y la producción total de quinoa en los principales países productores –Bolivia, Perú y Ecuador– se duplicó e incluso se triplicó durante el periodo 2000-2014 (Faostat, 2017). El cultivo también se ha ido extendiendo en el mundo y actualmente se produce en más de setenta países, entre ellos, Francia, Inglaterra, Suecia, Dinamarca, Holanda e Italia. También se desarrolla con éxito en Kenia, India y Estados Unidos (Jacobsen, 2003; FAO, 2014).

Sin embargo, esta expansión mundial, ha hecho que en los últimos años (de 2014 a 2016) haya disminuido la producción en un 23% en Bolivia, debido principalmente a la caída de precio de este grano, según el Centro Internacional de la Quinoa (CIQ) (Filomeno, 2017).

Ensayo de variedades de quinoa en la Universidad de Lleida, 2017.

Ensayo de variedades de quinoa en la Universidad de Lleida, 2017.

Actualmente se está invirtiendo en la mejora de variedades en algunos centros de investigación de Europa, sobre todo en mejorar sus propiedades industriales ya que la semilla de quinoa contiene en su pericarpio una gran cantidad de saponina, factor antinutritivo, que le da cierta amargura, actúa como protección contra depredadores y que tiene que ser eliminada mediante el proceso industrial de escarificación, para poder ser apta para el consumo. En este aspecto, se han desarrollado a lo largo de estos años, variedades llamadas dulces o con bajo contenido en saponina como las conocidas Atlas y Pasto para poder abaratar los costes de procesado (Jacobsen, 2003; Timmer, 2017).

En España, la mayor superficie de cultivo de quinoa se concentra principalmente en Andalucía (Peláez, 2017), donde ya se están cultivando más de 2.000 ha anuales con un rendimiento medio de unos 1.000 a 2.200 kg/ha en secano, pudiendo alcanzar los 4.000 kg/ha en regadío (Peláez, 2017). También se han publicado resultados en Castilla y León (Valladolid) con un rendimiento medio de unos 1.500 kg/ha (Calleja, 2017) y en Aragón (Huesca) se han obtenido unos 2.000 kg/ha en regadío (A. Castro, Comunicación personal).

Pero la curiosidad por este cultivo, creemos que se ha extendido en los últimos años y ya son decenas de agricultores los que han experimentado con él a pequeña escala o van a hacerlo próximamente.

La falta de información que existe sobre el cultivo en Europa, se suma al secretismo de las principales empresas y asociaciones que dominan su mercado.

 

Principales características ecofisiológicas

La variabilidad genética de la especie la dota de una gran plasticidad para adaptarse a diferentes condiciones ambientales y se cultiva desde el nivel del mar hasta 4.000 msnm. Es muy tolerante a factores climáticos adversos como sequía, heladas y salinidad del suelo, entre otros que afectan al cultivo (Jacobsen, 2003; Gómez y Aguilar, 2016).

Emergencia de quinoa, 2017.

Emergencia de quinoa, 2017.

Las variedades de quinoa se pueden dividir en distintos grupos en función de las condiciones agroecológicas de su origen, el factor más destacado que caracteriza a cada grupo es probablemente, su grado de sensibilidad al fotoperiodo.

El efecto más importante de un fotoperiodo más largo de 12 horas, es la interrupción del desarrollo de la semilla, ligado a un continuo crecimiento vegetativo. Se ha detectado cierta insensibilidad al fotoperiodo en variedades adaptadas a las condiciones del nivel del mar en el sur de Chile que posteriormente han sido mejoradas en Europa (Jacobsen, 2017).

La temperatura óptima de desarrollo de la quinoa se encuentra entre 15 y 25oC (Gómez y Aguilar, 2016), aunque puede soportar un amplio rango de temperaturas entre -8 y 38oC (Apaza, 2013). Éstas temperaturas extremas según la fase en la que se encuentre el cultivo, puede ocasionar fallos en el desarrollo y esterilidad del polen (Gómez y Aguilar, 2016).

La quinoa se cultiva dentro de un rango de precipitación de unos 300 mm a 1.000 mm. Se considera que el rango de precipitación óptima es de 500 a 800 mm. Soporta el déficit hídrico, excepto en las fases fenológicas de germinación a 4 hojas verdaderas y en floración (Gómez y Aguilar, 2016).

Ensayos en Cataluña

La demanda de información animó a llevar a cabo estudios iniciales para conocer y evaluar el comportamiento, adaptación y necesidades básicas de este pseudocereal, en las comarcas del interior de Cataluña.

Metodología

Se diseñaron dos ensayos en la primavera de 2017 regados por aspersión. Se ensayaron cinco variedades, procedentes de Perú y Europa. Tres variedades eran de pericarpio blanco, de estas, dos eran europeas de ascendencia del Reino Unido (EUR.1 y EUR.2) y la tercera peruana (PER.1). Las otras dos variedades eran también peruanas, una de pericarpio rojo (PER.2) y otra de pericarpio negro (PER.3).

La quinoa se sembró en el mes de abril. El marco de plantación fue de 60 cm entre líneas y 10 cm entre plantas. Además del agua necesaria, se aplicó nitrógeno mineral a una dosis total de 100 kg de N/ha, dividido en dos aplicaciones.

Durante el ciclo del cultivo se determinó la evolución de la altura de planta y del número de hojas y mediante la instalación de trampas de insectos adhesivas, se observaba las especies que se sentían atraídas por este cultivo y se evaluaron visualmente los daños que éstos le causaron.
Finalmente, la cosecha se llevó a cabo con una cosechadora de cereales de pequeña parcela.

Resultados

Desarrollo del cultivo

El comportamiento del cultivo permitió distinguir dos tipos de variedades: de ciclo largo y de ciclo corto. Se diferencian entre ellas en que las de ciclo corto acabaron su crecimiento cuando empezaron la fase de floración ya que desarrollaron todas sus fases fenológicas correctamente (EUR.1 y EUR.2), mientras que las de ciclo largo continuaron creciendo en altura a lo largo de toda la estación ya que la floración fue anómala (PER.1, PER.2 y PER.3).

Medición de plantas, en uno de los ensayos de quinoa, 2017.

Medición de plantas, en uno de los ensayos de quinoa, 2017.

Las variedades europeas de ciclo corto (EUR.1 y EUR.2), tuvieron un ciclo de producción de unos 120 días desde la siembra a la madurez fisiológica, duración del ciclo que entra en el rango publicado por Jacobsen (2003). Estas variedades mostraron una buena adaptación al clima cálido de la Cataluña interior. La altura media de planta fue de 145 cm (70 a 160 cm). En cuanto a las variedades que no florecieron y no dejaron de crecer (PER.1, PER.2 y PER.3), la altura media, al final del ensayo fue de 180 cm (150 a 220 cm).

Específicamente, las semillas emergieron a los 5 días después de la siembra, las plantas empezaron a desarrollar el botón floral a los 45 días y las variedades europeas entraron en floración a los 70 días. El grano inició la fase de llenado progresivamente desde el ápice hasta la base de la panícula, llegando a la fase de grano harinoso a los 90 días, cambio de coloración de la panícula a los 105 días y madurez fisiológica a los 120 días.

La cosecha se llevó a cabo una vez las plantas mostraron un aspecto suficientemente seco y el grano ofrecía cierta dureza a la presión a los 135 días.

Respuesta a la temperatura

El cultivo sufrió una helada temprana el día 28 de abril, llegando a -1,5oC de temperatura mínima y manteniendo temperaturas bajo cero durante más de 5 horas. Esta helada no afectó en absoluto a las plantas. En las repeticiones más avanzadas, las plantas tenían en ése momento más de 2 hojas verdaderas. En cambio sí dañó alguna plántula de repeticiones menos avanzadas.

Por otro lado durante los meses de junio y julio, se superaron los 35oC durante varios días, coincidiendo con el final de la floración y durante toda la fase del llenado de grano.

La variedad EUR.2 que había evolucionado favorablemente durante todo el ciclo y producido unas inflorescencias grandes cargadas de grano, acabó el ciclo sin apenas granos sanos en sus panículas. No obtuvo ningún rendimiento, probablemente debido a que la combinación de altas temperaturas junto con días largos que pudo inhibir el crecimiento de la semilla (Berteroa et al., 1999).

Preparación del suelo y control de malas hierbas

Cosecha de los ensayos de quinoa, 2017.

Cosecha de los ensayos de quinoa, 2017.

La mala hierba más problemática para este cultivo, en nuestros ensayos, es una especie botánicamente próxima, Chenopodium album o cenizo. Su aspecto es casi idéntico al de la quinoa y la gran población que existe en la zona del ensayo, hace que siempre haya un banco de semillas activo en los suelos que se sincroniza con el cultivo y siguen el mismo ritmo de crecimiento mimetizándose con él, haciendo muy difícil su control.

Aparte de competir por los recursos hídricos y nutritivos, si el cenizo llega a finalizar su ciclo, suele mezclarse su semilla con la semilla de la quinoa a la hora de la recolección. Esto complica el proceso post-cosecha de la quinoa, ya que el color de la semilla del cenizo es más oscuro y por lo tanto se tiene que separar de la quinoa mediante sistemas de separación por colorimetría, para garantizar la pureza del cultivo siguiente y un aspecto homogéneo para el consumidor.

Plagas

Hubo una gran afectación de áfidos en uno de los ensayos que estaba rodeado de maíz. También hubo una primera infestación durante el crecimiento de la panícula por pulgón negro, aunque ésta no fue muy agresiva y una segunda infestación mucho más agresiva en la fase de llenado del grano de pulgón verde y larvas de noctuideos, que se refugiaban dentro de las espesas panículas.

Producciones

De las cinco variedades estudiadas, la que se adaptó mejor a las condiciones agroecológicas de los regadíos de Lleida, fue una variedad de origen europeo (EUR.1), que dio un rendimiento medio de 2.800 kg/ha, con repeticiones que alcanzaron los 4.000 kg/ha de semilla limpia. Parece que, en el sur de España, se están consiguiendo rendimientos medios de unos 3.000 o 4.000 kg/ha también en regadío (Peláez, 2017).

Cuadro I

Cuadro I. Resumen de los principales resultados, Lleida. 2017.

El valor medio del índice de cosecha (grano/biomasa total) fue de un 34% con valores que van desde el 23% hasta el 46%, coincidiendo en que las plantas con un rendimiento de semilla más alto resultan ser las de menor altura, entre 145 y 148 cm al final de crecimiento. Un resumen de los principales resultados se presenta en el cuadro I.

 

Consideraciones finales

En este artículo se presentan algunos aspectos generales de la quinoa y unos resultados iniciales en el valle del Ebro. Queda aún un largo camino por recorrer hasta dar con la variedad, el ciclo y las necesidades de cultivo adecuadas.

Los ensayos en Lleida parecen indicar que se puede tratar de un cultivo viable en la zona, siempre y cuando se elijan variedades adaptadas y las técnicas de cultivo adecuadas.

Las producciones medias obtenidas en los ensayos iniciales de Lleida han sido aceptables (2.800 kg/ha), con repeticiones que alcanzaron los 4.000 kg/ha, de semilla limpia. n