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Hacienda Las Cárdenas, donde sostenibilidad y rentabilidad se dan la mano

Hacienda Las Cárdenas, donde sostenibilidad y rentabilidad se dan la mano

Ubicada en la cuenca del Guadalquivir, en Carmona, Sevilla, la Hacienda Las Cárdenas es una de las 24 explotaciones agrarias del mundo (la primera y única en España) que forma parte del programa internacional Bayer ForwardFarming.

Patricia Magaña. Redacción

El programa ForwardFarming está integrado por una red de fincas representativas en todo el planeta (20 en Europa, tres en América Latina y una en Asia) que pretende implementar y mostrar las mejores prácticas de agricultura sostenible. El objetivo: impulsar una agricultura productiva y rentable, basada en la innovación, para hacer frente al reto de alimentar a la población respetando el medio ambiente.

Con este espíritu, en 2020 Bayer llamó a la puerta de Hacienda Las Cárdenas, una magnífica finca de 1.000 hectáreas dirigida por la segunda y la tercera generación de la familia Valdenebro. “Buscaban una finca modelo y que fuera accesible, que estuviera cerca del aeropuerto y bien comunicada -explica Patricio Valdenebro, la tercera generación de la familia-. Vieron una serie de fincas, entre ellas la nuestra, y les convenció nuestro proyecto”Hacienda Las Cárdenas

El proyecto de los Valdenegro comenzó a mediados del siglo XX, cuando su abuelo se hizo con 160 hectáreas dedicadas a olivar: “Mi abuelo compró el terreno y tomó la decisión de invertir en la finca y, poco a poco, la familia se fue especializando. Su hijo, mi tío Diego, también decidió seguir invirtiendo en las tierras, y ahora tenemos algo más de 1.000 hectáreas”.

Desde sus orígenes, los Valdenebro apuestan por la diversificación de cultivos y por la rotación como estrategia básica, tanto para mantener el suelo sano, como para estabilizar sus ingresos agrícolas. Por eso, en los diversos suelos que componen la finca (arenoso, limoso y arcilloso), con gravas y cantos, se cultivan una gran diversidad de variedades vegetales: “Tenemos naranjos de octubre a mayo, algodón, colza, trigo, sandía, quinoa, girasol y maíz. Hemos dado prioridad a la arboleda y a los tomates, que recolectamos a mano”, enumera Patricio.

Agua, el gran desafío

Inmersos en la gran sequía que arrasa la Península Ibérica en la actualidad, Patricio Valdenebro reconoce que la gestión del agua es y ha sido siempre el gran desafío de la empresa familiar. “En 1995 sufrimos con mucha intensidad la sequía que padeció España y eso nos hizo prepararnos para el futuro e instalar riego por goteo y crear pozos y cinco balsas de agua”, comenta.

Es precisamente el uso y aprovechamiento máximo del agua uno de los aspectos en los que Bayer asesora a la familia, “maximizando la eficiencia del riego por goteo e implementando soluciones digitales fundamentales para conservar este bien escaso”, explican desde la compañía.

Además de la gestión del agua, y gracias al programa, la Hacienda ha adoptado un conjunto de buenas prácticas que se pueden agrupar en tres grandes grupos: implantación de soluciones agronómicas a medida, introducción de herramientas para mejorar el manejo de los cultivos y la colaboración con actores clave de la zona en la que se ubica la finca.

La relación con Bayer es abierta -reconoce Patricio-, nosotros somos agricultores reales, por eso exponemos lo que nos ocurre y la empresa nos aporta soluciones, lo que más nos gusta de nuestra relación con la compañía es que ellos solo sugieren lo que podemos hacer, no nos obligan a nada”.

Entre las soluciones agronómicas a medida para mejorar la eficiencia de los cultivos destaca la agricultura de precisión, la rotación de cultivos y el monitoreo y modelización de plagas y enfermedades. Además, se prueban e incorporan al manejo de la finca una serie de variedades de semillas que se adaptan mejor al terreno y al clima de la Hacienda Las Cárdenas.

Gracias al acuerdo de colaboración con la multinacional, los Valdenebro han digitalizado parte de su gestión, incorporando algunas de las herramientas que Bayer pone a disposición de los agricultores, como Molive, un modelo para predecir el repilo del olivar. “A través de los sensores, que miden la humedad en hoja y la humedad ambiental determinamos cuál es el mejor momento para el tratamiento de esta enfermedad”, explica Patricio.

Por otra parte, para gestionar el manejo de las parcelas utilizan Climate FieldView, una aplicación digital que ayuda al agricultor en las prescripciones de siembra y de fertilizantes, al tiempo que analiza los consumos de agua de cultivo para mejorar la eficiencia de este recurso tan valioso. “Es muy eficaz para el control de riego, para conocer el desarrollo del cultivo y para saber si hay alguna zona de la parcela afectada por una plaga”, explica Valdenebro.

La sostenibilidad como eje

La colaboración entre Bayer y las fincas que, como Hacienda Las Cárdenas, forman parte del proyecto, pasa por potenciar la biodiversidad de la propia explotación, con gestos tan sencillos como plantar bandas florales, arbustos y setos autóctonos; favorecer la proliferación de insectos beneficiosos con la instalación de refugios para insectos; colgar en distintos puntos de la finca cajas nido y posaderos de rapaces, capaces de acabar con topillos y conejos; así como crear charcas para anfibios, entre otras iniciativas.

Mención aparte merecen las balsas de riego creadas por la familia a raíz de la anterior sequía, pero que gracias a este proyecto de sostenibilidad se han mejorado con pequeños detalles que favorecen la biodiversidad, como la instalación de islas vegetales en medio de las balsas que sirvan de refugio y anidamiento para aves o establecer vías de salida por si algún animal se cayera accidentalmente en el agua.

Por otra parte, hacer un uso responsable de los productos fitosanitarios es uno de los objetivos principales de la agricultura sostenible para preservar el medioambiente y proteger la salud de los agricultores y los consumidores.

En este sentido, la finca cuenta con diversos programas de tratamiento con soluciones biológicas, tanto trampas de captura masiva para atajar las plagas como el piojo rojo, el cotonet y el cotonet de Sudáfrica, o trampas que, a través de las feromonas, atrapan y acaban con los insectos macho de las plagas; métodos limpios, seguros y más sostenibles.

“Todos estos instrumentos van acompañados de una herramienta digital que se llama Cropping View, se trata de una herramienta colaborativa en la que todos los agricultores pueden registrar el monitoreo de las fincas y compartirlo en red con otros agricultores, lo que permite ver la evolución de las plagas”, explican los responsables de la compañía.

La importancia de la colaboración

Según Protasio Rodríguez, director de Bayer Cropscience, “la agricultura es una actividad humana fundamental y un eje de articulación social que se enfrenta a un enorme reto, ya que seremos 1.000 millones de personas más en siete años y alrededor de 3.000 millones más en 2050. A este incremento en la demanda de alimentos hay que sumarle el cambio climático, con cada vez más impacto, y una reducción de la superficie cultivable. Este reto -continúa el directivo de Bayer- sólo lo podemos afrontar desde la innovación, la tecnología y la colaboración a través de toda la cadena de valor: agricultores, científicos, políticos y otros representantes de la sociedad”.

Este potencial de la innovación abierta y la colaboración es clave en el proyecto ForwardFarming, como se ve reflejado en la Hacienda Las Cárdenas, que mantiene canales de colaboración abiertos con la Universidad de Córdoba, con la iniciativa medioambiental internacional Biodiversity Node o con la empresa de desarrollos digitales, Ager Technology.

“Hacienda Las Cárdenas forma parte de una red que no solo es sostenible, sino rentable, porque aplica una agricultura basada en la innovación y la tecnología”, explicaba recientemente Protasio Rodríguez.

Lo cierto es que la sostenibilidad es el eje principal del proyecto ForwardFarming y representa para la familia Valdenebro el único camino hacia la agricultura que viene. “Hacienda Las Cárdenas es una finca modelo que mira hacia el futuro, sostenible tanto medioambiental como socialmente, porque es verdad que queremos ser sostenibles, pero también queremos serlo económicamente”, concluye Patricio.