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Huertos Vega del Tajuña, recuperando la calidad del producto

Huertos Vega del Tajuña, recuperando la calidad del producto

Jorge Campos y Sergio Egea, son dos de los integrantes del proyecto Huertos Vega del Tajuña. Los acompañan Miguel, León y Carlos, algunos estudiantes y otros ya graduados en Ingeniería y Ciencia Agronómica en la Universidad Politécnica de Madrid. Juntos están trabajando por una agricultura sostenible con el medio ambiente, primando la calidad del producto frente a la cantidad. Entre todas las hortalizas que cultivan destaca el tomate de la Vega de Tajuña, autóctono de la Comunidad de Madrid.

Elena Martín Seseña. Redacción.

Entre los objetivos de este proyecto destacan el fomento del cultivo ecológico, la venta cercana, el desarrollo de las variedades autóctonas, la práctica de la economía circular, el autoabastecimiento mediante el reciclaje y, sobre todo, la recuperación de la calidad propia de los productos que cultivan. Así lo explican los integrantes de esta iniciativa que empezó de la mano de solo dos compañeros y ahora la forman un grupo de cinco.

“Básicamente, lo que nos ha traído hasta aquí es el deseo de desarrollar un proyecto agroecológico fuera de los estándares normales del agricultor de hoy en día. Esto lo hacemos desde la perspectiva de la economía circular. Y es que, transformamos nuestros residuos orgánicos y los de otras parcelas de alrededor en alimento para las plantas. En este sentido siempre aportamos al suelo componentes sostenibles”, destaca Sergio, estudiante de ingeniería agronómica en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). “El grupo que formamos este proyecto nos entendimos muy bien desde el principio. En la Universidad empezamos juntos un proyecto de compostaje que luego derivó en apostar por nuestro huerto alimentado con nuestro propio compost”, añade.

Plantas de la variedad autóctona Tomate de la Vega listas para su plantación

Jorge, graduado en Ingeniería y Ciencia Agronómica en la UPM, por su parte, explica el motivo personal que le ha llevado a apostar por este proyecto y que se suma a esta motivación común por la agroecología, y es que según él “salimos de la escuela y las principales, y casi únicas, opciones que nos ofrecen son trabajar para una empresa de insumos, viveros, etc. Nos enseñan a obtener cantidad para rentabilizar, pero nonos inculcan que también es importante la calidad de los productos que comemos”.

En definitiva, ambos subrayan que su intención es “producir lo que nosotros nos comeríamos y no algo que no sabe a nada”. “Por más que pase el tiempo, nuestro producto seguirá siendo novedoso y atractivo porque su producción muy baja con respecto a la que se obtiene con las técnicas industrializadas de la agricultura”, destaca Sergio.

Tienen dos fincas arrendadas en Chinchón, una en ecológico certificado de 8.000 m2 y otra también de 7.000 m2 que, aunque no está aún certificada en ecológico, está cultivada bajo este sistema. Además, este año han ampliado a una parcela de 8.000 m2 de frutales para realizar un pequeño ensayo. No reciben ningún tipo de subvención y gracias a sus otros trabajos (de los cinco integrantes), y la venta de sus productos, han podido asumir todos los gastos del cultivo.

 

El Tomate de la Vega

Tomate de la Vega

El proyecto Huertos Vega del Tajuña es más conocido por una variedad concreta de tomate: el Tomate de la Vega. Gracias a él ganaron un premio gastronómico en la feria de Orusco de Tajuña, un municipio perteneciente a la Comunidad de Madrid, situado al sureste de la capital y adscrito a la comarca de Las Vegas, cerca de la finca donde lo producen. “Nuestra marca se basa en este tomate, aunque tenemos otras variedades y otros cultivos hortícolas”, ha destacado Sergio.

El Tomate de la Vega es el nombre que utilizamos para denominar esta variedad, característica por su gran tamaño y peso, por su interior jugoso y carnoso y su sabor intenso, que completan la experiencia única de volver a la huerta tradicional en cada bocado. Las formas que adoptan estos tomates durante su crecimiento en la planta son variadas, y es muy común encontrar algún surco en la piel exterior debido al gran tamaño que acaban alcanzando.

“Existen otros proyectos como el nuestro en Madrid, pero las 30 hectáreas en ecológico certificado no son suficientes para la gran demanda. Por mucha oferta que haya, al ser tan pocos productores de tomate ecológico, todavía no se alcanza ese equilibrio entre la oferta y la demanda. Para cubrir dicha demanda, Madrid está importando este tipo de producto de Levante y de Murcia”, aclara Jorge.

La producción media que obtienen es de 3 a 5 kg por planta. De un año para otro, seleccionan los mejores tomates para extraer las mejores semillas (clasificadas), pero es un vivero ecológico certificado el que se encarga del proceso de secado de éstas y de su germinación. “Lamentablemente, tenemos que contar con un vivero ecológico certificado de Murcia y Navarra para estas etapas, porque en nuestra zona de producción no existe la posibilidad de poner semilleros”, apunta Jorge.

La planta de la variedad de Tomate de la Vega crece lentamente y es muy poco productiva. Ellos compensan esta menor producción con un mayor precio que obtienen por la elevada calidad del producto. Ahora están pensando en hacer un ensayo de investigación con una variedad más vigorosa de tomate y aunque reconocen que perderán algo de sabor, podrán obtener un una mayor producción. “Está demostrado que si tú quieres aumentar productividad, genéticamente tienes que perder calidad del producto”, declara Jorge.

“Fomentamos esta variedad bajo la experiencia de que el consumidor acepta pagar un mayor precio por una mejor calidad. Por otro lado, no tenemos intermediarios para comercializar nuestra producción, y la mayor parte de esta se distribuye en la Comunidad de Madrid”, apunta Sergio.

 

Técnicas de cultivo

El suelo de las fincas donde se ubican estos cultivos está muy deteriorado, aunque si le aportas los nutrientes que necesita, es un suelo muy productivo, típico de vega. En cuanto a las condiciones climáticas tiene inviernos duros, con elevada humedad relativa, normal en la Vega de Tajuña- y una gran amplitud térmica entre la noche y el día.

Pequeños puntos propios de compostaje y vermicompostaje

Hasta hace unos años las labores de campo se hacían a mano introduciendo algunos elementos de mecanización. Este año han adquirido una acolchadora de plástico para trabajar de forma automatizada. “Con dos trabajadores y una máquina ha sido posible poner todo el acolchado y el sistema de riego por goteo, marcando una gran diferencia con otros años. El plástico en nuestro caso sustituye a la aplicación de herbicidas”, afirma Jorge, añadiendo que les encantaría  sustituir este material por uno biodegradable pero que hasta ahora no existe esta alternativa para sus condiciones particulares.

Hacen abonados de fondo y de cobertera, con productos certificados para agricultura ecológica, todo ello a través del sistema de fertirrigación.  Además, tienen sus pequeños puntos de compostaje e, incluso, vermicompostaje –que tiene un compuesto mucho más revalorizado– y están introduciendo y experimentando con variedades nuevas de tomate madrileñas con plantas suministradas por el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (Imidra). “Nosotros más que la tecnología como tal, intentamos fomentar la biotecnología”, concluye Sergio.

Sus canales de comercialización son actualmente los mercados ecológicos, particulares y los restaurantes. Entre sus objetivos a corto plazo se han planteado potenciar más la venta a la restauración y a las fruterías locales, y conseguir más rentabilidad económica para afianzar el proyecto comercialmente. A medio plazo, ser una opción de compra reconocida y tener clientes afianzados. Y a largo plazo que este tomate consiga su lugar a nivel nacional como una marca de calidad diferenciada.